Hace unos días, alguien se tomó el trabajo de recopilar los mensajes publicitarios de distintas marcas sobre el Covid-19 y editarlos de tal manera de demostrar que todos eran exactamente iguales. Desde el storytelling nos dicen una y otra vez que es importante que las marcas tengan empatía y que debemos generar algún tipo de emoción en nuestro público. Pero ¿hasta cuándo apelar a la emoción sin caer en el lugar común? Por un lado es importante definir bien nuestro target, o como ahora se llama Consumer Persona. Aunque parezca extraño, se trata de poner un nombre, profesión, familia y hasta cara a un consumidor ficticio al cual le vamos a hablar. Idealmente vamos a definir 3 o 4 consumidores o clientes de distintas edades. Una vez definidos, vamos a imaginarnos cómo es un día en su vida, para ver los posibles puntos de conexión con nuestro mensaje. A partir de este análisis nos estamos metiendo tanto en su piel, que las ideas de cómo conectar empiezan a fluir. La creatividad no aparece como un rayo que de pronto nos ilumina, sino a través de un viaje por el brief, el target y sus insights.
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